La turquesa es una gema antigua, y ha sido muy apreciada en varias culturas del mundo. Entre los imperios antiguos es más conocida entre las civilizaciones persa y nativa americana, donde ha sido la piedra preciosa ornamental más común y ha sido muy codiciada como talismán de reyes, chamanes y guerreros.
¿Lo sabías?
Es una piedra de protección, poderosa y opaca, pero calmante al tacto y recuperadora a la vista, como si se despertara de un cielo azul y se deslizara en la Tierra. Su distintivo tono de azul, a menudo azul-verde, le da el nombre de Turquesa a todas las cosas de esta tranquila tonalidad. El delicado veteado o moteado en marrón o crema es inherente a la roca y sirve para mejorar su carácter. Es rara y valiosa en las calidades más finas y ha sido apreciada como gema y piedra ornamental durante miles de años debido a su tonalidad distintiva.
Es una energía pura y edificante, como las aguas claras en un entorno natural ideal. La belleza de la turquesa ha sido apreciada durante siglos en diversas culturas; lamentablemente, hoy en día las turquesas están comúnmente influenciadas por imitaciones o tratamientos agudos. Como el color azul de la turquesa es tan atractivo y curativo, el mercado está inundado de diamantes y joyas de turquesa que distan mucho de ser reales.
Factor energético
Debido a su energía celestial, se cree que la turquesa proporciona no sólo protección contra cualquier negatividad, sino también un claro vínculo con la pureza de los elementos orgánicos, especialmente el aire y el agua. La energía del agua en la turquesa puede facilitar un mayor flujo de energía en el cuerpo, promoviendo así una desintoxicación suave y mejorando la condición del sistema inmunológico de una persona. La turquesa funciona magníficamente con el lapislázuli, ya que ambas piedras aportan una energía pura del mar al cielo, necesaria para el crecimiento y el bienestar total.
La turquesa también puede ayudar a recibir mejores consejos y liderazgo, además de vivir la vida con más alegría y felicidad. El color calmante y edificante de la turquesa puede aportar paz y mayor energía a cualquier conexión. La turquesa también se considera una piedra de purificación. Disipa la energía negativa y puede llevarse para protegerse de las influencias externas o de los contaminantes del aire. La turquesa equilibra y alinea todos los chakras, estabilizando los cambios de humor e infundiendo calma interna.
Nota final
Es excelente para la depresión y la fatiga y también tiene la capacidad de reducir los ataques de pánico. La turquesa promueve la autorrealización y ayuda a la resolución creativa de problemas. Es un signo de amistad y despierta el amor romántico. La turquesa ayuda a la absorción de nutrientes, mejora el sistema inmunológico, estimula la regeneración de los tejidos y arregla todo el cuerpo. Tiene efectos antiinflamatorios y desintoxicantes, y alivia el dolor y la angustia. La turquesa purifica los pulmones, calma y alivia los dolores de garganta, y fija los ojos, como las cataratas. Neutraliza el exceso de acidez, favorece el reumatismo, la gota, los problemas de estómago y las enfermedades víricas. Sin embargo, últimamente la turquesa, como la mayoría de las gemas opacas, se ha devaluado por la introducción en el mercado de tratamientos, imitaciones y productos sintéticos.